Una forma muy eficaz de entender el trabajo en equipo es verlo como un organismo vivo que funciona como un sistema. Pongamos como ejemplo al cuerpo humano. Desde el punto de vista biológico, el cuerpo humano es un sistema, un conjunto de órganos al servicio de un fin (mantenerse vivo y sano), por lo que órganos muy diferentes tienen cierta homogeneidad funcional. O sea, diferentes integrantes se ponen al servicio de ese fin que permite pervivir al ser vivo en el que están integrados. ¿Os imagináis que un órgano del cuerpo decidiera ir por libre? Automáticamente enfermaríamos.
En un equipo también hay diferentes integrantes (personas) que conforman el sistema, integrantes que cumplen labores distintas y totalmente necesarias para la pervivencia del sistema. ¿Os imagináis que un miembro del equipo decidiera ir por libre? Ponle tú nombre a lo que pasaría.
Ahora que tenemos claro qué es un equipo, y qué significa trabajar en equipo, veamos cuáles son las bases sobre las que se sustenta:
- Comunicación: si un equipo no se comunica no es un equipo, por lo que es necesario hablar y hablar para compartir y mejorar. Hay que atender a la comunicación oral, escrita y gestual.
- Confianza: Hay que partir de un precepto: los demás, en principio, tienen tan buenas intenciones como nosotros. De otro modo partiremos de un prejuicio, y no es buen arranque. Delegar en otro es confiar en él y tener la seguridad de su capacidad para realizar la tarea. Así, los resultados que obtenemos estarán a la altura de nuestra confianza.
- Control: lo que no se evalúa, se devalúa; pero una evaluación obsesiva lleva a la desmotivación y al abandono. Hay que nivelar resultados con satisfacción personal: ¿cómo vamos nosotros? ¿cómo va la tarea?
- Cohesión: Es la atracción que proporciona el pertenecer a un equipo, apunta a la satisfacción del sentimiento de pertenencia que todo ser humano necesita ver satisfecho. Es la red de relaciones explícitas entre los miembros de un equipo. Todo esto facilita la unidad de criterios, cosa imprescindible en un equipo.
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- Comprensión: Es saberse poner en el lugar del otro (empatía). En un equipo, nuestras diferencias deben ser nuestro orgullo. Debemos gestionar nuestras emociones para ser capaces de gestionar las ajenas. Comprendo para que comprendan y me comprendan.
Ya sabemos en qué pilares se sustenta el trabajo en equipo. Bien, pasemos ahora a hablar brevemente de algunos de los problemas que puede conllevar, de sus riesgos. Os presentamos 3 de los más cotidianos:
- Lo primero que se nos viene a la mente son las discusiones eternas que además no giran en torno al tema en concreto. Alguien del equipo deberá asumir el rol de moderador.
- ¿Recuerdas la tendencia que tenemos a confundir el grupo con el equipo? Quien dentro del equipo no lo tenga claro (o no quiera tenerlo claro) corre el riesgo de caer en el parasitismo: es el famoso “hazlo tú, que yo miro y además tú lo haces mejor” ¿Te suena?
- ¿Cómo conseguir la libertad y la autonomía que un equipo necesita para trabajar? Ya lo hemos dicho: habla, comenta las necesidades del equipo con quien corresponda.
Sin embargo, a pesar de los posibles problemas que conlleva el trabajo en equipo, es muy evidente a lo largo de la historia que la mejor manera de trabajar y estar personalmente satisfechos de lo que hacemos, es hacerlo en equipo sintiéndose miembro de pleno derecho de él.
Para acabar, os proponemos una reflexión que no es nuestra, pero que aceptamos con espíritu de trabajo en equipo:
“El talento gana partidos, pero el trabajo en equipo y la inteligencia ganan campeonatos”
Michael Jordan
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