La pausa de la que vamos a hablar no es un momento donde desconectamos de lo que estemos haciendo para luego volver a la acción con energías e ideas renovadas, como vimos en la (Newsletter Nº 7 “El paréntesis”. Dadas las fechas, hablaremos de la pausa que supone el período de vacaciones que va más allá de unos pocos días, como puede ser la pausa que nos proporciona las vacaciones de verano.
¿Quién no se lleva de vacaciones algo de trabajo, algún asunto pendiente o sin resolver? ¿Por qué lo hacemos, si es algo que no deseamos y que además distorsiona nuestro ocio?
Una de las posibles respuestas (que son muchas) podría ser que nos lo llevamos de vacaciones porque sabemos que a la vuelta tendremos que enfrentarnos con ello, y nos sentimos ligeramente culpables por no haberlo dejado terminado. La intención probablemente sea buena, pero si nos limitamos a tenerlo encima de la mesa, o en la cabeza rondando, nos estaremos perjudicando a nosotros mismos, a quien nos rodea, y en el fondo, a la misma tarea, pues se convierte en un escollo, que como el coral, crece imperceptiblemente cada día un poco.
Para que esta vez no suceda, para que sepas parar y disfrutar de la pausa, te proponemos tres sencillos pasos que pueden ayudarte:
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- Prepara tu ausencia: nos referimos a que revises y analices tus compromisos, de modo que sepas:
- Cuáles pueden cerrarse antes
- Aquellos que se darán durante tu ausencia
- Aquellos que afrontarás a la vuelta
- Delega aquellas acciones o tareas que deban realizarse en tu ausencia y que no exijan tu presencia. Recuerda que para delegar eficazmente, es preciso que lo hagas en alguien competente para esa tarea y además con disposición temporal y personal para realizarla. Es importante que establezcáis los puntos y momentos de supervisión de dicha tarea delegada.
- Acepta/Asume que no todo queda cerrado, y que a la vuelta te esperan tareas, decisiones, etc. Para que nos sea más fácil disfrutar de la pausa, es imprescindible que seas tú quien controle y maneje los momentos en los que te preocupan o preparas dichas tareas. Para ello:
- Clasifica por relevancia esas tareas.
- Decide qué día de la semana y qué cantidad de tiempo vas a dedicarles (por ejemplo: los jueves de 17h a 19h prepararé, reflexionaré, llamaré…)
- Comprométete con tu decisión, y si en otro momento que no sea el que has elegido, te viene al pensamiento algo relacionado con esa tarea, toma breve nota de ello, y sigue disfrutando con los tuyos.
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